sábado, 7 de mayo de 2011

Red Ridding Hood



La caperucita roja es el título de la película que fui a ver el otro día. Del director de crepúsculo, creo que decían. No está nada mal como película entretenida, con una fotografía impresionante, una historia pasable y cierto misterio en el asunto.

Sin embargo... hay algo en los cuentos antiguos, algo escalofriante, una moraleja reforzada con una realidad terrible, un relato para quitar el sueño... que no aparece realmente. Quizá sea porque las mujeres ya no son ese eslabón débil que hay que proteger, y ha cambiado la moral. En nuestra era, el mal ha cambiado de bando. El mal es atractivo, y quizá ya no es tan malo.

Y había en la película algo que lo reflejaba: un mal sin castigo, y una bestias... que son más humanas que los hombres. ¿Es el fruto de esta era de autocrítica donde hemos descubierto que el lobo está dentro de nosotros?

Esa era la moraleja de antaño: aunque intentaba mostrarlo como algo que las mujeres (como raza separada) debía evitar, dentro del hombre hay un lobo.
El bosque es la metáfora de lo prohibido, de un lugar que extravía a las personas, un lugar para la magia (que sólo podía ser mala), atractivo y peligroso, que llevaba a la perdición. El sendero era lo correcto, un lugar donde estar a salvo, un camino difícil que llevaba a un buen fin.

Y Caperucita era la niña que se convertía en adolescente, y se abría a un mundo nuevo, y el camino lleno de peligros que se extendía a sus pies y por el que debía avanzar sola, desde que se separaba de su madre, hacia la vejez.

"No hables con extraños", "el lobo está donde menos lo esperas, aguardando en las sombras", "no salgas del camino de la virtud"...

Quizá el mundo cambia, y estos valores han perdido el sentido hoy en día. Sin embargo, eran el sentido de la Caperucita Roja.

(The company of wolves)

1 comentario:

Anónimo dijo...

m'encanta la teva reflexió!